miércoles, 20 de junio de 2012

Terra agricolae et stella


  " Longum inter est per praecepta, breve et efficax per exempla."
(Séneca, Epist. VI,5.)
Un agricultor una vez se detuvo a observar el cielo después de arduas horas de trabajo bajo un sol incandescente. Mientras observaba el cielo se dio cuenta de que a medida que lo observaba, sentía que alguien lo observaba. Muy grande fue su sorpresa al percatarse de que una pequeña estrella en plena luz del día se dejaba ver, una estrella con un brillo muy hermoso, era de esas pequeñas que pareciera que parpadeaban, que miraban, que hechizaban.
Se dio cuenta que el fulgor de aquella era de un color verde turquesa, justo como los ojos de su amada que ya hace tiempo había partido de este mundo con la esperanza de encontrar un día un lugar en el que los libros, de tan maduros que estén en los grandes anaqueles del acervo universal despidan su singular olor y caigan de su pedestal esperando a que alguien benévolo los lea.
Justo cuando bajó la mirada para empezar a recoger sus herramientas y tornar a casa un tanto triste por ese recuerdo tan bello, aquella estrella se transformó en un as muy poderoso de luz y bajó del Cosmos hasta llegar donde estaba el agricultor. ¿Era su amada? No lo sabía, solo sabía que esta belleza era una mujer henchida de amor y felicidad que  había encontrado a alguien en quien confiar,  alguien que al igual que ella ahora brillaba  en el firmamento y que estaba cerca muy cerca de ella.
Pronto se dio cuenta; Sí, sí era su amada, el olor de sus dulces cabellos, el sabor de su boca la viva imagen de la belleza y el placer se presentaron ante el y juntos se fundieron en uno solo, la tierra era su lecho el firmamento su techo, y de esa manera quedó su amor plantado,pronto nació una pequeña flor al lado de un naranjo. Ahora quedaba claro; el siempre lo supo, ella siempre lo supo, ese amor al final los unió y de ese amor surgió un pequeño gran sendero que conducía al Cosmos, donde cada día la historia se vuelve a repetir y el amor vuelve a resurgir; largos serán los consejos, pero breves y eficaces son los ejemplos...

Adolfo

A las Dos Dianas

Nadie sabe por qué te quiero tanto,
es curioso, yo mismo no lo sé
La dicha del destino nos ha juntado,
su mano firme nos ha hecho uno,
mientras todo lo eleva el viento;
y tu y yo quedamos esclavizados

Locuras de jugueteos y de bromas,
son obscuridad y fuente luminosa
de mis pensamientos, en ellos solo
tu alma está presente; tu alma
pasajera, siempre cambiante
Nos une el tiempo, nos une el firmamento

Y así pasarán los días y yo
pensando en ti estaré a toda hora;
mi pecho clama tu nombre inmortal
Amada mía, esto que siento
se que es amor; se que es pasión,
frenesí, y un poco de soberbia.

Te levanto un templo en mi corazón,
pero este estará dividido por por una
gran muralla; una parte dedicada
a Diana, la que está en mis pensamientos
y recuerdos; y otra para Diana
la que está en mi vida, a mi lado.

Una para la que me besa locamente,
otra para la que me hace el amor
con pasión y desenfreno; son mis dos
mitades, son mi otro yo; una es Diana
mi amiga íntima, otras es Diana mi querida
novia: Ambas son las Dos Dianas, ambas
son mis dos amores, amabas mi vida entera...

Adolfo Huerta

sábado, 16 de junio de 2012

Adicciones.

Cuando uno empieza a impacientarse con algún cuento, alguna novela, un pequeño o gran ensayo. Se extravía, una de sus tantas ilusiones, vueltas al pasar de hoja con un golpeteo débil a la hoja. Siguiente. Siguiente. Después pasa espasmódico a la traslación de ideas revueltas. Las iniciaciones del arte escrito. Extasiados por escribir y escribir más, otro días poco más. Por consiguiente, se queda uno sin nada más que decir, que lo que ya tenía resguardado. Entonces, reflexiona un minuto. Dos horas. Una semana. Tres años, -varia, según el caso- Y por fin vuelve al génesis de todo. Regresa a impacientarse, una silla, tres pilas de libros. Y al cabo de un tiempo. Millares de hojas. Empieza a impacientarse.

Jal P. V.

viernes, 8 de junio de 2012

Esperanza murió ayer.


Y si van a atraparme, que lo hagan de una vez, no soporto la espera en silencio.

Solía darme un baño caliente antes de dormir. Así me despertaba para solamente vestirme e ir a desayunar, usualmente desayunaba en un pequeño puesto de tortas bajando mi apartamento. 

Yo vivo solo. Trabajaba ayudando en un despacho jurídico a una media hora de mi apartamento. Mi vida solía ser rutinaria, algo aburrida, pero al fin y al cabo, solía disfrutarla.
 Tiene mucho que no salgo con alguien, y creo que no tengo amigos, mis padres viven en otro estado y me es muy difícil ir a verlos. Deseaba adoptar un pequeño perro o un gato hasta que las cosas cambiaron.

Primero fue la inmensa propaganda en las paredes de los edificios y casas, incluso en el edificio donde vivo. No fue la gran cosa, casi nadie le presta atención al segundo o tercer día a esos pósters pegados en los postes de luz.

Luego en la radio y después en la televisión. Amarillismo, competencia, mentiras, guerra sucia, ataques, todo en un lenguaje distinto al que uno se acostumbra cuando lo crían. ¿Cadena Nacional?
Una semana después, la dueña del puesto en el cual desayunaba dejó de preparar los deliciosos desayunos. Pregunté a quien pude el por qué, y sólo contestaban: "Pues... Parece que se enfermó de tantas elecciones...".

No lo entendí en ese momento, pero unos días después, el terror se empezó a apoderar de mi mente. Llegaban llamadas al teléfono de mi casa; primero una cada tercer día, luego una diaria, una cada hora, una cada cinco minutos... Y luego a mi celular.

Propaganda por teléfono, peor que los cobradores de créditos y préstamos. Propuestas por aquí, propuestas por allá. Uno lo trata de considerar hasta que llegan las propuestas indiscretas: "¿No le interesa ganar $1000 de manera muy sencilla?". Hijoles, hasta se me enchina la piel. Si se tiene tantita cordura... No, tantita consideración por lo que uno ama, se rechazan sin siquiera pensarlo. 

Se preguntarán a quién he de amar... Pues a pesar de que he vivido sólo bastante tiempo ( y créanme que es difícil sobrellevar la soledad algunas veces), en esos momentos en los que viajaba en microbús o RTP (no tengo coche debido a mi situación económica), me daba cuenta que había por qué o quién luchar. "¡Pero si la gente es bien grosera!", ya sé, ya sé, y muchas personas lo son, pero no suelo generalizar, y muy a pesar de esos empujones, esas groserías, esos rostros indiferentes, y muchas veces rostros de enojo, el corazón se agranda cuando escuchas ese "¡buenos días!" o "¡buenas tardes!", sin mencionar la sonrisa de las personas mayores o las mujeres embarazadas cuando les das el asiento, o las risas de los niños pequeños que resuenan muy por encima de la música de banda a todo volumen del conductor.
Bueno, sin desviarme más de la historia, pronto empezaron a tocar a la puerta, dejando todo tipo de propaganda, a veces folletos tirados debajo de la puerta, otras con un "no olvide quién le conviene más A USTED".

Y estarán preguntándose el por qué les cuento la historia en tiempo pasado... Pues mi vida ahora es un desastre. Digo, ya lo era, pero no a tal grado. Tanta basura se apoderó de mi cordura, y no sólo de la mía, si no de la de todos mis conocidos, hasta de los más tolerantes.
Ahora vivimos entre un abismo de confusión, ya no conocemos la diferencia entre la mentira y la verdad. Las promesas se han convertido en la esperanza muerta del pueblo. Y ya no encuentro mi cartera.
Ahora que me han encontrado...
Sólo les pido una cosa: Si van a liberarme, que lo hagan de una vez, no soporto un segundo más entre anuncios mudos.
Nath

domingo, 3 de junio de 2012

Crítica al imperialismo priísta


Enrique Peña Nieto: «¿Existe el PRI?»
Carlos Salinas de Gortari:«Claro que existe. El PRI existe. Televisa es la encarnación del partido».
Enrique Peña Nieto:«¿Existe en el mismo sentido en que yo existo?»
Carlos Salinas de Gortari:«Tú no existes»*
En 1949, George Orwell, presentaría ante el mundo su obra cumbre, continuación espiritual del brillante y nuevo “Mundo Feliz” de Aldous Huxley. Ambas versaban en la propaganda política, la vejación humana, la condición imperialista y el gobierno omnipresente, falto de artes, marginado en la ignorancia y aterrorizado en el vacío existencial que nadie jamás reconocería concientemente.
Dios, aquí, es un ente pagano, todopoderoso, si, propietario de la historia y la manipulación mediática, dueño absoluto de la verdad y la realidad.
Crítica imperante al régimen totalitario, Orwell, forja un mundo cínico, falso y risible, contrastante a la nueva era de oportunidades creada por la tierra de los sueños y creencias, Estados Unidos. La democracia ya era un derecho universal, y la palabra de DIOS contrastaba con la de Dios, aquel que adornaba la novela distópica de Orwell.
19 años más tarde, Andy Warhol anunciaba su postulado más famoso, “En el futuro, todos serán famosos por 15 minutos”, sin saberlo, Warhol le había dado nombre a la nueva religión que se alzaba airosa ante los ojos sociales de todas las amas de casa desesperadas y hombres de negocios de virilidad dudosa: culto a celebridades. De pronto, la muerte de Marilyn Monroe se volvió más importante que la guerra de Vietnam, y las estrellas de rock se habían vuelto las mascotas circenses del mundo entero.
Un año antes, Jim Morrison mencionaba: “Quién controla los medios de comunicación, controla las mentes”, frase directa, polémica y salvaje que disparaba directamente al corazón del sueño americano. La prostitución política de los Kennedy y su sentido divino de estrellas de cine, héroes nacionales e internacionales de la historia plástica de la cultura del motel, la muerte misma de John F. Kennedy, pareciese más una propaganda política fríamente estipulada y congeniada por el Gran Hermano, que un asesinato razonado por un amante de los soviéticos.
Estados Unidos se unificaría ante la tragedia nacional y exigiría la muerte del estado soviético, tan falto de las oportunidades que ellos poseían, mientras las manos negras de las oportunidades recitaban al unísono “El fin justifica los medios” y Kennedy era el sacrificio para lograr el poderío universal.
49 años más tarde, México se convertiría en el parque de juegos del imperio conocido como Estados Unidos. El gran partido político es el PRI, comandado por el “Gran Hermano”, Carlos Salinas de Gortari, y su policía del pensamiento, Elba Esther Gordillo. El ministerio de la paz, co-creado con el Partido Acción Nacional, dio su primer golpe con la guerra interna del narcotráfico, exigida por un inseguro Felipe Calderón Hinojosa, mientras que su ministerio de la abundancia, con Marcelo Ebrard a la cabeza, se encarga de otorgarle a la sociedad las necesidades básicas más importantes, asegurando “educación de calidad” y creando programas de becas que facilitan el amor hacia el gobierno mexicano.
El ministerio del amor ha provocado la desaparición y muerte de más de 20 periodistas en el país, siendo el narcotráfico el principal escaparate para las acciones hechas por el régimen del Gran Hermano. El periodismo en México ha degenerado en críticas constantes ante el buen juicio del ministerio de la paz y ante el creciente uso de redes sociales y el libre transito de información, éste ha desembocado en malformaciones grotescas de la historia política del país.
El ministerio de la verdad, comandado por Josefina Vázquez Mota, se ha dedicado a cambiar y a modificar la historia social y cultural del país, alimentando así, organismos sin rostro como la Secretaría de Educación Pública.
Las pantallas gigantes con mensajes del Gran Hermano, han sido reemplazadas por televisiones en cada hogar mexicano, los mensajes son implícitos en los canales de mayor audiencia en el país: Televisa y Tv Azteca. La alimentación retrograda y punzante a la ignorancia se ve protagonizada por telenovelas aspiracionales, partidos de fútbol y programas de realidad.
Los medios impresos, también son controlados por nuestros brillante y nuevo Gran Hermano, “El Universal” y “El Reforma” se han convertido en los principales periódicos del país, que contienen información tergiversada acerca de los acontecimientos más importantes nacional e internacionalmente.
La construcción de un muñeco de plástico llamó la atención del consulado del país. “No deberíamos jugar con la vida” diría lentamente Elba Esther Gordillo, arrastrando las palabras y tosiendo pesadamente al final.
“Las sociedad modernas requieren de la imagen, no del pensamiento. No quieren pensar, no quieren leer, quieren ver. Quieren atestiguar con sus propios ojos a sus gobernantes manteniendo relaciones sexuales con sus flamantes esposas, quieren verlos en mítines como los reyes del nuevo México. Y eso es lo que les daremos” se burló Salinas de Gortari, inyectándole una sustancia rojiza y espesa al ser que tenía recostado sobre una plancha de metal, tan frío que Elba se retorció al pensarlo siquiera.
El nuevo super-político estaba vivo, lleno de vida, listo para hacer suyo a un país tercermundista, sumido en el abandono espiritual e intelectual. Ante ellos, él sería Dios. Un súper hombre capaz de todo. Salinas lo abrazó, lleno de emoción, sus diminutos ojos se humedecieron al vislumbrar a quién sería su escaparate, su muñeco de goma. El corazón de Elba dio un giró al vislumbrarlo. ¿Qué pretendía Salinas con todo esto? Se preguntaba detrás de una sonrisa de satisfacción ensayada, ya, hacia muchas noches frente al espejo de su mansión de Estocolmo.
El muñeco balbuceó sin abrir los ojos, dijo algo en un intento burdo de español y se retorció dramáticamente frente a los ojos de Salinas y Elba.
“¿Qué le sucede?” preguntaba una nerviosa Elba Esther tapándose los ojos. Habían fracasado, habían fracasado por segunda vez. Hacía quince años que el experimento fallaba, y cada vez era más fuerte la caída.
“¡Cállate, Elba!” gritaba Salinas, cesando en un segundo los balbuceos de la maestra y del monigote de plástico que tenía frente a él.
Salió de la habitación por 5, 10, 15 minutos. Elba sentía que iba a morir, que sería arrojada a los confines de la habitación 101, sin derecho a replica. De pronto, el muñeco abrió los ojos, y sus pupilas se contrajeron al ver directamente la luz de la sala de operaciones del Palacio Nacional. Gritó irracionalmente e intentó moverse inútilmente, ante las bandas elásticas que lo mantenían pegado a la mesilla de metal.
Elba se obligó a reprimir un grito de nerviosismo. Lágrimas de horror salpicaban su rostro lleno de operaciones que se comería el tiempo.
Salinas entraría a la sala ante la muda maestra de la policía del pensamiento. Pero esta vez, no se encontraba solo, lo acompañaba Emlio Azcarraga Jean, magnate de negocios, dueño de Televisa y Ricardo Salinas Pliego, sueño de grupo salinas y Tv Azteca. Ambos, atibados en unos trajes de seda negro, de los que resaltaba una corbata dorada, en el señor Azacarraga y una plateada, en el señor Salinas.
Los hombres caminaron directamente hacia la plancha, mirando fríamente al hombre que se convulsionaba frente a ellos, mirando intensamente la luz que le daba directamente a la cara.
“¿Es él?”preguntó Emilio, sosteniendo un cubre bocas con su mano izquierda y su celular con la mano derecha, tomándole fotos al muñeco de plástico que gruñía.
“En efecto, Elba y yo nos esmeramos mucho esta vez. Nos basamos en los actores de ambas empresas para su diseño. Además, no posee un cerebro funcional, las enzimas de Felipe Calderón no fueron aceptadas en su cuerpo, pero no es problema, ya conseguimos uno de Escocia y en cuanto llegué, comenzaremos con la hipnosis y la educación fundamental” contestó Salinas, sin poder disimular su creciente emoción y orgullo frente a los lideres mexicanos que tenía ante él.
“No parece muy funcional” recriminó Ricardo “Además, ¿ya tienes su biografía escrita? Nunca faltan los revoltosos que quieren saber más y más de sus gobernantes”
“Josefina se esta encargando de eso, nació en el Estado de México y tiene una hija adolescente…”
“¿Ya tienes a la hija rentada? Recuerda que solo te puedo proveer de una esposa funcional, no de todo el paquete” interrumpió Azcarraga, secándose el sudor de su frente perlada.
“El gobierno Estadounidense nos mandará una niña en las próximas semanas, dicen que es muy buena actriz y sabe hablar perfectamente el español” dijo detrás de una sonrisa Elba Esther, tomando el pañuelo de Emilio Azcarraga y secándole el sudor ella misma.
“Ya hemos invertido mucho en este proyecto. Más te vale que valga la pena. Te sugiero que inicies su ubicación de inmediato en la cámara de diputados en el Estado de México” aconsejó Ricardo Salinas, sin quitarle la vista a su celular.
El monigote no dejaba de quejarse, sus golpes eran cada vez más fuertes y, de pronto, se soltó. Los miró a todos lleno de confusión, y cerraba sus ojos una y otra vez intentado reconocerlos. No estaban en su mente, no podía sentir empatía por ellos.
Salinas de Gortari le dispara un tranquilizante, antes de que ataque a sus inversionistas. Elba llama a seguridad y pronto cargan al muñeco recién nacido.
“Más te vale que soluciones todo esto” dice Azcarraga saliendo de la sala y arrebatándole el pañuelo a la maestra.
“La próxima vez que lo vea, quiero que puedo decir aunque sea una frase compuesta” lo regaña Salinas Pliego sin mirarlo a la cara.
Salinas de Gortari le da una cachetada a Elba Esther y le grita “¡Porqué no lo drogaste bien! Te deje cajas enteras de tranquilizantes regulados y tu solo llorabas”. Elba solloza en silencio, temerosa de las horribles impresiones de la habitación 101 y todo lo que le puede ofrecer.
El muñeco de plástico, aún inconsciente escuchó durante su letargo horas y horas de repeticiones del abecedario, así como de la historia oficial del país, autorizada plenamente por la maestra Elba Esther Gordillo. Soñó con la figura heroica de su creador Salinas de Gortari. Pronto supo que había nacido en el Estado de México y que sería gobernador y presidente del país en unos años. Después, lo bañaron en frases ambiguas de estatutos y reglas que debía seguir y obedecer. NO DEBO PONER EN RIESGO AL GRAN HERMANO NI A SU GENTE. DEBO COMPORTARME DE LA MANERA EN QUE LO DICTE EL GRAN HERMANO. NO LO NOMBRARE EN VANO. RESPETARE SUS REGLAS Y LO QUE ME PIDA HACER. NO TENDRE VOLUNTAD EXTERNA, SOLO AQUELLA QUE ME DICTE EL GRAN HERMANO Y/O SU GENTE.
Al despertar era un hombre nuevo y listo para la acción. Reconoció inmediatamente donde estaba recostado: es una cama, se dijo a si mismo. Lo que tenía enfrente de sí, era una televisión y servia para ver telenovelas, partidos de fútbol y programas de realidad. Sus manos servían para sostener discursos políticos y sus pies para hacer realidad la voluntad de su padre, Salinas de Gortari.
Salinas entró a la habitación, con una charola llena de nutrientes naturales, leche de soya y un calmante natural fabricado por el estado y suministrado a los indígenas.
“Creador” dijo el muñeco, asombrado de su capacidad de hablar y del sonido que salía de su voz.
“Así es hijo mío, debes recordar que no me debes nombrar públicamente. Nunca. Para los demás, soy el Gran Hermano, y lo seré también para ti cuando te encuentres con la gente de México”, le dijo su padre, haciendo un esfuerzo por sonreír en cada pronunciación de las palabras y de hacer un énfasis enorme al decir “Gran Hermano”.
El muñeco comió en silencio, mientras el Gran Hermano, le comentaba la importancia de seguir las reglas y de hacerle caso en todo lo que el le dijera, pues, aseguraba, el era Dios y su felicidad debía de ser lo más importante.
“¿Cómo te llamas, hijo mío?” le preguntó Salinas, en un intento por probar si la hipnosis hecha por Elba, tuvo el efecto deseado en el muñeco.
“Enrique….Peña…..Nieto” articulo torpemente el monigote, sonriendo al final, tal y como lo había hecho su creador, su Dios.
“¿Dónde naciste?” preguntó nuevamente Salinas de Gortari, mostrando su dentadura completa esta vez.
“Nací en el municipio de Atlacomulco, en el Estado de México, estudié la carrera de derecho en la Universidad Panamericana y una maestría en administración de empresas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey” dijo al instante, casi olvidando sonreír airosamente al final de su sentencia.
“¿Estas casado?” le cuestionó nuevamente Salinas, esta vez riéndose estrepitosamente al final. No podía ocultar su emoción, su experimento había funcionado.
“Si, si nombre es Mónica Pretellini, nos casamos en 1993, tenemos una hija. Mónica morirá en el 2007, y yo me casaré con una actriz de telenovela.” dijo, riéndose al igual que Salinas lo había hecho.
“Recuerda que debes buscar aquella que posea 15 minutos de fama, aquella con popularidad y con belleza, de preferencia, que no posea estudios superiores” le ordenó, disfrazándolo con un consejo, Salinas a Enrique.
“Así será, gran hermano” dijo Peña Nieto, acostumbrándose aún al sonido de su voz.


 *Del original, 1984 de George Orwell
Winston:«Existe el Gran Hermano?»
O’Brien:«Claro que existe. El Partido existe. El Gran Hermano es la encarnación del partido».
W:«¿Existe en el mismo sentido en que yo existo?»
O:«Tú no existes»









                                  Escrito extra de: Bochzissou

      Compilador: Jal PV