viernes, 6 de abril de 2012

Ensayo sobre Mexicanidad.


¿Qué es ser mexicano?

Desde el título, partimos hacía donde vamos a dirigirnos y, utilizando un método cartesiano, comenzamos por una duda. Para adentrarnos en el tema, es necesario preguntarnos ¿Qué es identidad? y ¿qué es ser mexicano? Ambos sostienen una relación tan estrecha, sin embargo difieren al momento de profundizar. Identidad, por significado podemos encontrar “Conjunto de características, datos o informaciones que son propias de una persona o un grupo y que permiten diferenciarlos del resto”[1], lo cual nos deja muy alejado de lo que pretendemos buscar, pues caeríamos indefinidamente fuera del meollo del asunto. Al buscar una identidad como país, tendríamos que dividirla en estados, después delegaciones o municipios, etcétera… hasta llegar al punto individualista y así mismo, se realizaría un método inductivo que nos dirigiría una probabilidad, de lo que somos. Es por eso que al momento de dirigir el concepto de mexicano en enfatizará en conjunto. El problema inmiscuye a cada uno de lo que pertenecen a este conjunto, y debemos ser conscientes de ello.
            A lo largo de la Historia de México, se ha vivido en una serie de conflictos y batallas, entre distintivos bandos. Desde sus orígenes, ya en el México prehispánico, los pueblos siempre mantuvieron una difícil interrelación. Diversas diferencias ocasionaron batallas entre algunas culturas. Por ejemplo el resentimiento del pueblo Tlaxcalteca, por ser dominado por el Imperio Azteca, resultó una causante de la caída del segundo. Cuando se aliaron a las fuerzas de Cortés para mostrar los caminos desconocidos para los españoles y al mismo tiempo tan conocidos, por los Tlaxcaltecas.
Fue una astuta estrategia que definiría el destino de la batalla entre aztecas y españoles. Justo como es narrado en los libros de Historia de México. También retomado por escritores mexicanos, para volver a narrar, con estilo literario, ese hecho histórico. Y queda palmado ese sentir de despreció por los llamados traidores, que de igual forma eran naturales de la misma tierra que nosotros. “Se dirá durante siglos que la culpa de todo la tienen siempre los tlaxcaltecas; el orgullo y la traición pueden ser fieles compañeros, disimulándose entre sí.”[2] Y eso fue desde la época prehispánica. Terminando con la Conquista de México, después a consecuencia la creación de Nueva España.
            México atravesó fuertes combates para buscar una autonomía. Al momento de finalizar la consumación en 1821, y pensar que lo único que faltaba era una mejor organización, sucedió todo lo contrario. Fueron tiempos de invasiones, de luchas, de encuentros; desde contra países extranjeros, hasta con nosotros mismos. Por la desigualdad racial, por la búsqueda de una identidad, donde no había cabida para una diversidad de raza, se empezó por marginar más agudamente a las castas o, a deshacerse de ellas, fomentando el mestizaje. “…en el siglo XIX la minoría más ilustrada, en su empeño de hacerse culta a la europea, se aproxima al descastamiento.”[3] ¿Debemos seguir intentando buscar una identidad mexicana? ¿Hasta qué punto se busca una universalidad mexicana?
            Los constantes movimientos mundiales, trajeron como producto una globalización, donde la fuga de pensamiento se expandió de una manera veloz. México fue uno de los receptores de ideas. La universalidad del mundo, sobre todo del proveniente de Europa, influyó en México a tratar de imitar el modus vivendi que profesaba Europa. La asimilación del pensamiento europeo y el intento de estar al mismo nivel que occidente, ocasionó una tendencia inconsciente a imitar su cultura. “Los mexicanos han imitado mucho tiempo, sin darse cuenta de que estaban imitado. Creían, de buena fe, estar incorporando la civilización al país. El mimetismo ha sido un fenómeno inconsciente…”[4].
            Siendo rigurosos, la imitación y su uso excesivo, sobre todo de los sistemas políticos europeos son los que han llevado al fracaso a México, en su intento de organización (sobre todo política), pero no sólo eso, de manera que se fue imitando el sistema occidental, se fue adoptando una enemistad contra los seguidores de ese ideal.  Pues estos países, como efecto de su ideal imperialista, comenzaron a invadir, ejemplificado con España y Francia en México. Francia en mayor grado. “Su hostilidad ante la cultura europea, encuentra aún nuevas razones en su favor al considerar los múltiples fracasos ocasionados por el abuso de la imitación extranjera”[5]. Sin lugar a dudas, la contrariedad en México ha sido muy persistente, y se aprecia en lo antes enunciado. Se quiere aquello que en sus raíces se detesta o desprecia.
            A medida que el tiempo transcurrió, la cultura europea y su influencia en México, perdió fuerza. El mundo norteamericano y su expansionismo dieron frutos, y, como colindante de los Estados Unidos de América, México recibió uno de sus efectos. No obstante, el expansionismo estadounidense no fue de golpe, había tenido orígenes desde la creación de la constitución de 1824. Cuando en México se lidiaba una lucha entre federalistas y centralistas. El federalista obtiene una victoria, dando muestra de la imitación del Estado mexicano hacía el sistema del norte. “Se sabe que el modelo de las Constituciones que se sucedieron en nuestro país durante la pasada centuria, fue tomado de los Estados Unidos. El primer texto de la Constitución americana que se conoció en México…”[6].
            Y estos golpes “fantasmas” de Estados Unidos, han prevalecido hasta nuestros días, hasta la época contemporánea. De nueva cuenta, autores mexicanos escriben lo que observan al respecto. José Emilio Pacheco, escritor contemporáneo, tratando de expresar las costumbres de su época (siglo XX, entre 1946-1952),  escribe la terrible influencia al lenguaje, ya difícil por su mestizaje entre el español y las lenguas indígenas, en México. “Mientras tanto nos modernizamos, incorporábamos a nuestra habla términos que primero habían sonado como pochismos en las películas de Tin Tan y luego insensiblemente se mexicanizaban: tenquíu, oquéi, uasamara, sherap, sorry, uan móment pliis”[7]. Entre muchos otros escritores, que daban cuenta de lo mismo.
            El lenguaje, siempre tan importante para una cultura y asimismo para una identidad. Las palabras regularmente ocultan significados explosivos, fuertes por naturaleza; y algunas veces traumas o nociones mentales. En México se han creado neologismos, autóctonos, que representan símbolos sólo en el lugar donde se pronuncian. Entre muchos neologismos, uno de los más usados son el ser chingón o ser chingado.
            Estas dos simples palabras, demuestra de nuevo batalla, pero ahora contra nosotros mismos. Como venía sucediendo en cada parte de nuestra historia. Lo que se quiere mantener es la victoria. Probablemente por las constantes derrotas exteriores, han forjado el deseo, por lo menos de ganar algo, aunque sea una batalla verbal. Como sucede en el albur. El ser chingado es lo peor que puede pasarte, es desleal, es sucio, todo lo detestable. A diferencia de su recíproco, que es lo que todos quieren tener. Ser el que chinga, es la prioridad. “La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado.” [8] Estamos hundidos en un mundo bifurcado, donde sólo existen esas dos posibilidades. Un Estado Natural, el más fuerte sobrevive.
            A duras penas, pude expresar algunas de las problemáticas que tiene nuestro país. Así como cada uno de los mexicanos. Estamos cegados, caminando si saber que somos, e inconscientemente, no llega a importarnos. La realidad que tenemos esta aturdida y sumergida en un sinfín de incertezas. Desde nuestra Historia, hasta nuestro pensamiento. La manera en que vivimos no nos ha llevado a nada bueno. Podría decir mil defectos que sostenemos todavía, incluso bastaría con que reflexionaran un poco sobre lo que viven diariamente ¿De qué sirve?, absolutamente para nada. Lo único que realmente importa es impulsar esa voluntad. Que a su vez traerá consigo un nuevo pensamiento, una idea, una nueva visión de la vida. Estamos condenados a perdernos en el limbo de las mentiras y los prejuiciosos, sino sabemos lo que somos.
            Debemos saber que, el conocimiento de las cosas son simples herramientas para mejorar la vida humana. Sin dejar de perder eso. No perder lo que nos hace ser. Fomentar el humanismo, a partir de la mexicanidad. Desde lo que somos y no sabemos que somos. Emprender esa búsqueda espiritual y encontrarnos. Saber y aplicar que: “Nosotros  somos los únicos que podemos contestar a las preguntas que hacen la realidad y nuestro propio ser.”[9]. Buscar ¿qué es ser mexicano?
           



[1] The free Dictionary. http://es.thefreedictionary.com/identidad. [06-04-2012]
[2] Fuentes, Carlos, El Naranajo o los círculos del tiempo, Alfaguara, México, 1993,  pp. 32.
[3] Ramos, Samuel. El perfil del hombre y la cultura en México, Colección austrial, México. 1990. Pp. 20.
[4] Ibid. Pp 21-22.
[5] Ibid pp. 21
[6] Ibid pp. 23
[7] Pacheco, José, Las batallas en el desierto, Era, México, 2011, pp. 11.
[8] Paz, Octavio, Laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica, México, 1967, pp. 71
[9] Ibid pp. 67


Por:  Jal P. V. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario