domingo, 8 de abril de 2012

La Revolución que vino del Norte

  "Todos los yaquis cogidos con las armas en las manos fueron fusilados imediatamente, 
comprobando que el mejor yaqui es el yaqui muerto"

La Revolución que vino del Norte


Uno de los temas que en la actualidad sigue resonando entre la intelectualidad, el estudiantado y el pueblo en general es la  Revolución de 1910; a pesar de eso poco se da a conocer sobre sus causas, sobre las diferencias ideológicas y políticas que existían entre los grupos revolucionarios, y sobre el carácter que tenía la causa revolucionaria dependiendo del contexto geográfico en el que se hubiera desarrollado, en este trabajo se analizará la Revolución de 1910, y sus diferentes matices en el norte y en el sur, dando lugar así a dos movimientos armados totalmente diferentes, pero con un fin en común: El bienestar social del pueblo mexicano.
            Los primeros brotes de la insurrección armada comienzan en Tomochic, y en poblados principalmente en los que residían las tribus yaquis  de Sonora, que pedían que se les devolvieran sus tierras, las cuales, habían sido ocupadas por los terratenientes. Los yaquis se aferraban mucho a esas tierras, en primera porque eran de su propiedad, y en segunda, porque eran consideradas vitales para el desarrollo de la vida en sus aldeas, debido a que esas tierras habían pertenecido a ellos desde tiempos atrás y no iban a tolerar que se las arrebataran.
Con gran valor, y con una gran inferioridad armamentística, se lanzaron a defender aquello que originalmente les pertenecía, y muchos de ellos fueron muertos en su intento por recuperar su patrimonio; varias aldeas fueron disueltas por el Ejército Federal, y ocupadas más tierras, y por esa razón se presento en los demás estados de la república un aumento en la población debido a los desplazados que buscaban refugio en otro lugar porque se les prohibió regresar so pena de muerte.
Estos pequeños movimientos comenzaron a encender la mecha del movimiento Revolucionario, aquí era donde comenzaba La Revolución que vino del Norte.

  •  Dos bandos regionales, dos Revoluciones

Diferencias existieron bastantes entre estas dos, desde la personalidad de los diferentes Líderes de la Revolución,  hasta los colores con los que pintaban en la política. Es importante entender al proceso de la Revolución como un hecho con características políticas al principio, y después como un movimiento social. Los precursores de la Revolución social, tanto en el Norte como en el Sur fueron los hermanos Flores Magón. Los Flores Magón eran anarcosindicalistas, creían en el bienestar del trabajador, del proletariado, y veían en él,  la base de toda la producción Nacional, y la base de la sociedad misma. Para ellos el desarrollo social iba de la mano al desarrollo sindicalista, y a la independencia sindicalista.
            Estos hombres fueron los primeros que propusieron en su “Programa del Partido Liberal Mexicano” que los obreros tuvieran acceso a prestaciones y salarios justos, servicio de salud universal, educación para sus hijos, y un máximo de 12 horas de trabajo; así como mejorar las relaciones patrón- peón, y darle a este último independencia y derecho a afiliarse o formar un Sindicato, para ellos la base de todo eran los obreros sindicalizados.
Su movimiento poco a poco va tomando fuerza a medida que los obreros, seducidos, por las ideas radicales y tan apegadas a lo que ellos querían, son violentamente reprimidos cuando por primera vez intentaron entrar en Huelga, en dos complejos, el complejo Minero de Cananea, y el Complejo textilero de Rio Blanco, en Sonora y Veracruz respectivamente;  ya en estos momentos se vislumbraba la grandeza del movimiento que muy pronto se llegaría a levantar y que cambiaría por completo el panorama y la forma de pensar del pueblo mexicano.
Por el lado de la política, se encontraba como movimiento más fuerte el de Francisco I. Madero, el cual también proponía ciertos lineamientos de carácter Floresmagonista en cuanto a las acciones sociales de su plan de trabajo, pero el carácter político tenía más importancia para él, como una acción del momento. En su “Plan de San Luis”,  Madero sentó las bases del nuevo gobierno que sucedería al a Gral. Díaz, teniendo como principio fundamental, el mismo con el que este último había llegado al poder tras derrocar a Sebastián Lerdo de Tejada: “Sufragio efectivo, no reelección”.

Su plan iba encaminado a llevar la democracia y darla a conocer al pueblo mexicano, porque entre sus concepciones de carácter espiritista, pensaba que solo el pueblo iba a alcanzar la felicidad con el principio de la democracia y el uso del sufragio; para que de esta forma, al estar mejor motivado diera sus mejores frutos en beneficio de la Nación.
            Dos movimientos, uno político y el otro social, pero ambos se empiezan a desarrollar con más fuerza en el norte. El apoyo que brindaba el pueblo a estos dos movimientos era increíble, y levantaba en ellos las esperanzas de un cambio que los llevaría como pueblo y como trabajadores a vivir en mejores condiciones.
Lo cierto es que después se verían envueltos en una maraña de mentiras, manipulaciones, y calumnias, que acabaron por sumir al pueblo en una nueva etapa de desesperación e indiferencia, al ver que los ideales por los que más de un millón de personas habían muerto fueron llevados a un Gabinete, y fueron encerrados en los archivos de las Instituciones Gubernamentales.
            En el sur, concretamente en Morelos, Puebla el Estado de México, la zona sur del Distrito Federal, y Guerrero el principal representante de la causa Revolucionaria era el Gral. Emiliano Zapata, quien comandaba al Ejército Libertador del Sur junto con Otilio Montaño, este último sería el que redactara la mayor parte de los escritos que se le atribuyen al movimiento Zapatista, como el Plan de Ayala.  A diferencia de del movimiento armado del Norte que contó con la presencia de la mayor parte de los líderes de la Revolución, en el Sur-Centro solo se levantaba el movimiento Zapatista, y todos estos hombres  eran comandados por el principio de “Tierra y libertad”. Su movimiento estaba más encabezado a las cuestiones del problema agrario, y del mal reparto de las tierras, exigían que los grandes latifundios fueran repartidos entre pequeños propietarios, para que la tierra pudiera dar frutos a todos, así como la prohibición de las Haciendas.
La mayoría  de los que formaban parte de las filas del Ejército Libertador del Sur eran de origen indígena, pocos hablaban el español, y todos provenían de numerosas familias campesinas, que  se dedicaban al trabajo agrícola en las grandes Haciendas, soportando duras condiciones de trabajo, y sujetos a una deuda eterna por los “créditos” que se otorgaban en las famosas “Tiendas de Raya” y que, al tener intereses altísimos, el peón no podía solventarlos y terminaba heredando a su familia una deuda excesiva.
            El gran movimiento del Sur se alimentaba para impulsarse, de los problemas agrarios, ya que en la zona sur del país existían muy pocos complejos industriales de gran tamaño como los del Norte, salvo los Ingenios azucareros, pero en ellos el problema central no residía en los obreros que laboraban en dichas industrias, sino en los peones que trabajaban hasta 18 horas con un salario miserable, sin prestaciones, sujetos a una esclavitud económica, y sin oportunidades de sobresalir.
Lo mismo que pasaba en Morelos pasaba en las industrias textileras de Veracruz y Yucatán, y de igual forma el movimiento principal, no se encontraba en las condiciones de trabajo de los obreros, si bien no dejan de ser menos importantes, sino en los peones que trabajaban los grandes campos en los que se cultivaba el famoso “Agave del Henequén”.
A pesar de todo solo se llevaron a cabo pequeños levantamientos en Yucatán que fueron rápidamente sofocados, debido a falta de organización y a que no eran una mayoría aplastante como en el norte y sobre todo a que no contaban con armas a disponibilidad,  ya  que el principal proveedor de armas era EUA, de allí que la Lucha Armada se llevará a cabo con mayor fuerza en el Norte, y que Cd. Juárez fuera el centro estratégico de acopio de armas.
La Revolución en el Sur, poco a poco iba perdiendo fuerza, primero debido a que el suministro de munición y de armas, fuera escaso ya que las tropas Villistas, Orozquistas, y después el Ejército Constitucional, acaparaban todos los bienes de consumo de uso militar; y también el movimiento empieza a decaer porque los Zapatistas, al no contar con la suficiente preparación militar y política, convirtieron, lo que puedo convertirse en un gran Movimiento que podría haber ocupado desde sus inicios la Cd. De México, en un movimiento armado regional, que no contaban con una ideología política bien cimentada, porque como su lema lo decía, lo primero y único que querían era “Tierra y libertad”, en gran medida debido a que  “La tierra es de quien la trabaja”. Si bien esta Revolución fue menor, no deja de ser importante, he incluso es la más reconocida por el pueblo, y aquí un contraste, en tiempos de la Lucha Armada, el Gral.de División Francisco Villa era uno de los personajes más conocidos y polémicos en el desarrollo de la Revolución Mexicana, pero al final, sería Zapata el que haría recordar al pueblo, la grandeza del movimiento revolucionario, y la traición sufrida al no ser reconocidos su ideales, al acabar sepultado en una tumba olvidada, mientras los “generales de la Revolución” se les construían tumbas de mármol fino y mausoleos.

  • Dos Revoluciones unidas a una sola causa

Al final de todo este periodo, ambos bandos habían contribuido a la gran causa, aunque llegaron a una etapa en la cual la disputa era todos contra todos, una vez derrocado Huerta la pugna se libró entre Constitucionalistas contra Villistas y Zapatistas, estos últimos considerados bandoleros, ladrones y saqueadores; y de los ideales con los que había surgido la Revolución social, hoy poco se sabe, la obra de los Flores Magón es poco conocida al igual que sus vidas, Zapata y Villa hoy se les recuerda y en unos casos se les desprestigia, Carranza llevó a cabo la traición con tal de salvar lo que el creía era la “Revolución” para después también morir traicionado.
Y de esta forma el pueblo acabó conociendo las Dos Revoluciones, acabó conociendo a esos hombres que se volvieron leyendas, que inspiraron a los más jóvenes a seguir su ejemplo y engrosar las filas de la Lucha Armada, que dieron sus vida porque creían en un mejor futuro creían en los ideales de hombre que carecían de estudios pero que eran líderes, líderes innatos y que llevaban las esperanza de toda una generación depositada en sus manos.
La posterior Institucionalización del Estado Mexicano, acabo por convertir a la Revolución Mexicana en la “Revolución Institucional”, y los “Revolucionarios” ya no pasaron a ser parte de de las filas de la Lucha Armada, sino pasaron a ser parte de las filas del Partido Revolucionario Institucional, y que sumiría al pueblo en una falsa esperanza de cambio; durante este periodo hubo grandes avances en materia de infraestructura, industria y servicios públicos, pero el pueblo seguía teniendo hambre, y esos héroes olvidados permanecían en sus jacales humildes sin ser tomados en cuenta, “mientras los revolucionarios” acabaron en sus pequeños jacales en el Pedregal de San Ángel, con sus caballos motorizados en los “Cuarteles de la Revolución”, y de esta manera es como las dos Revoluciones se unieron, y se unieron por las intenciones de sus líderes, porque eran hombre que deseaban un cambio radical, y otros que deseaban solo moderar el sistema establecido, para hacerlo “más ameno” , estos últimos son los que llegaron al poder y los que se consolidaron como “Partido de la Revolución” ellos son los que consolidaron el Nuevo Estado Burgués, los que hoy controlan el presente, para controlar el pasado y el futuro de México, y la Revolución que vio del Norte, y la Revolución del Sur, el día de hoy se la llevan los que quieren quedar bien con nuestros queridos vecinos del norte…















Bibliografía
Aguilar, Héctor. Saldos de la Revolución. Editorial Océano. México, 1984.
Alperovich, M.S. et all“México de 1870 a 1917” en Ensayos de historia de México. Ediciones Cultura Popular. México, 1974.
Anda, Cuauhtémoc. México y su desarrollo socioeconómico. Noriega Editores. México, 2000.
González, Francisco. Historia de México 2. Colección Textos Universitarios. Ediciones Quinto Sol. México, 2009.
León-Portilla, Miguel.  Emiliano Zapata. Los manifiestos en Náhuatl. Editado por La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Ulloa,  Bertha. “La lucha armada” en Historia General de México. Colegio de México. México, 2000.
González, Manuel. La Revolución Social de México. Fondo de la Cultura Económica. México, 1985.








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