Y después de un largo caminar volví a tropezar con el atardecer, solo que esta vez me susurró al oído- Corre corre que pronto llegará el final, la esclavitud ha de durar tan solo un poco más-. Entonces me encontré rodeado por unos árboles que no me permitían pasar, decían que era un delito vagar por esos lugares y que había violado el Código de las Leyes de la Naturaleza. Mi castigo sería contemplar el atardecer, mientras este me decía que me siguiera apresurando. -¡Dios mio! ¡El pasaje se cierra al atardecer!- No podía ser cierto, si el pasaje se cerraba me quedaría atrapado en el mundo de los árboles, de los eternos atardeceres, la esclavitud me consumiría. Todo esto me pasa por no hacer caso y no haber contemplado el anochecer anterior desde mi ventana. No, a fuerza quise venir a ver el atardecer desde este mágico lugar, ¡Diablos por que lo hice!
Siento ahora que todo se comprime, siento el peso de la Naturaleza cernirse sobre mi, ahora yo seré el esclavo, y tu serás la carcelera.-¡Oh anochecer! ¡Ten piedad de mi, no me hagas sufrir!- Poco a poco siento tus pequeñas manos que me sujetan y me dicen- Calma calma todo esta bien, un fruto más falta para que todo esto acabe, aquí el tiempo se mide por frutos, solo falta uno más resiste, la esclavitud ha de durar tan solo un poco más...
Matius
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